tambores aglomeradores

Tambores aglomeradores: diseño a medida para máxima eficiencia

En minería, siderurgia, química y gestión de residuos, los tambores aglomeradores son mucho más que un cilindro que gira. Son el corazón de procesos donde se mezclan finos minerales con agua y agentes aglomerantes para formar gránulos uniformes —aglomerados o glómeros— que estabilizan el flujo, mejoran la lixiviación y permiten operar con mayor previsibilidad. 

Cuando el equipo está bien diseñado, el proceso gana en calidad de producto, consumo eficiente de insumos y disponibilidad del activo; cuando no lo está, aparecen glómeros mal formados, segregación de material, sobre-aglomeración y desgaste prematuro.

Los beneficios de un buen diseño se notan en toda la línea: aglomerado más estable que favorece la permeabilidad y la recuperación metálica, menor uso de agua y aglomerantes gracias a un control de humedad consistente, menos paradas no planificadas y una vida útil extendida por la selección correcta de revestimientos y componentes. En términos simples, más rendimiento con menos pérdidas.


Factores de diseño que hacen la diferencia

La eficiencia nace en los parámetros. El diámetro y el largo del tambor definen el tiempo de residencia; la velocidad angular regula la compactación; el ángulo de inclinación gobierna el flujo y el contacto con el aglomerante; y los sistemas de alimentación y descarga evitan segregación y cuellos de botella. Dentro del tambor, la geometría del flujo y el revestimiento —acero, goma, cerámico u otros— determinan cómo se mezclan y protegen los materiales frente a abrasión o corrosión. A esto se suma el diseño del rociado, clave para sostener la humedad óptima a lo largo del proceso.

Los errores típicos en especificación son conocidos en planta: dimensiones sub-óptimas que impiden formar glómeros completos, velocidades mal ajustadas que desintegran o sobre-compactan el material, recubrimientos que no resisten el ambiente de trabajo y sistemas de rociado que no logran estabilizar la humedad. Evitarlos desde el diseño es lo que separa a un tambor que “funciona” de uno que realmente rinde.


La experiencia de REINIKE S.A. aplicada 

Con más de 36 años en la industria metalmecánica, en REINIKE S.A. diseñamos y fabricamos tambores aglomeradores a medida para condiciones reales de operación. El trabajo comienza con ensayos preliminares y análisis de muestras del cliente; continúa con modelado 3D y simulaciones dinámicas del flujo para anticipar el comportamiento del material; y se valida con criterios operativos antes de pasar a fabricación. Así, los parámetros no se “asumen”, se demuestran.

Esta ingeniería se materializa en equipos construidos con materias primas certificadas, seleccionadas según el mineral o residuo a procesar. Cuando corresponde, se integran revestimientos específicos y sistemas de rociado que estabilizan la humedad. REINIKE S.A. además diseña la interfaz con el resto de la planta —alimentación, control e instrumentación— para que el tambor no sea un componente aislado, sino parte de un sistema que opera de forma coherente.

Nuestra experiencia incluye glomeros de mineral fino en faenas mineras del norte de Chile, acondicionamiento de concentrados húmedos previos al despacho, manejo de finos metálicos en siderurgia, compactación de polvos en química y encapsulado de residuos con polímeros o ligantes en gestión de residuos. Cada proyecto se ajusta a su granulometría, clima, objetivos de producción y restricciones del sitio.


Marco técnico y aseguramiento de calidad

Aunque no existe una norma única para “tambores aglomeradores”, en REINIKE S.A. nos apoyamos en los lineamientos de ASME y ANSI para equipos rotativos, recomendaciones de fabricantes de glomeros y estándares propios del sector de cada cliente. Este enfoque técnico se respalda con un sistema de gestión certificado en ISO 9001, ISO 14001 e ISO 45001, y con servicios integrales que abarcan ingeniería, fabricación y montaje en terreno.

Más que entregar un equipo, en REINIKE S.A. acompañamos a nuestros clientes en todo el proceso con revisión de especificaciones, simulaciones comparativas, selección de materiales y puesta en marcha alineada al entorno real. El resultado es un tambor que forma glómeros uniformes, estabiliza la operación y protege tu inversión en el tiempo. 

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